Es de primera importancia respetar y verse involucrado en el
desarrollo psicosocial de los infantes, pues es a través de estas actividades
que van generando su identidad, una que puede estar distorsionada por lo que
ven y escuchan, pues muchas veces los modelos de éxito musicales están basados en atributos físicos inalcanzables, ostentación de lujos y un materialismo que
pueden ser inalcanzables generando angustia y frustración en los
menores.
El derecho a la recreación es algo que debe ser acompañado, por supuesto que la música no es la única “culpable “de exposición de lenguaje sexual, mensajes de violencia, odio o cosificación hacia las mujeres, pero se necesitan entregar herramientas para que niños y jóvenes puedan formar un criterio que les permita discernir de los simbolismos y contextos que se emplean en estilos musicales
Si normalmente cuidamos nuestro lenguaje cerca de niños evitando
que sea agresivo o decir insultos ¿por
qué no moderar el contenido de la música que escuchamos? Nuestra forma de
mostrarles el mundo y educarlos es lo que determinará su futuro, la manera en
que se relacionarán con los demás, el auto cuidado y autoestima, el amor y sus
relaciones amorosas.
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